Una buena cartera de actividades no garantiza el éxito de nuestro evento

Como apuntábamos hace unos días en nuestro blog, las compañías buscan un grado cada vez mayor de originalidad y personalización de sus eventos. No debemos olvidar que estas empresas quieren invertir, no gastar. Es decir, el cliente espera obtener unos beneficios tangibles acordes a los recursos que destina a este tipo de actividades. Esto obliga a los responsables de planificar, organizar y supervisar la ejecución del servicio de MICE no sólo a conocer el terreno en que operan y sus posibilidades, sinó a disponer de un amplio abanico de recursos para poder dar ese punto de distinción al acto o evento. Conseguir que sea diferente de otros ya realizados por la misma compañía o bien por su competencia.

Pero no basta con disponer de una atractiva cartera de actividades. Para conseguir nuestro objetivo será imprescindible documentarnos sobre la compañía para la que vamos a trabajar (su historia, su política, sus objetivos, sus valores, etc.) así como conocer la persona o colectivo para la que vamos a diseñar el acto o evento.

La importancia de disponer de un buen perfil del cliente

Parte del éxito radicará en nuestra capacidad de trazar, desde el primer contacto, un ‘perfil’ a partir del cual construiremos nuestra propuesta. Así, un buen organizador de eventos hará muchas preguntas en las primeras reuniones con su cliente.

Llevándolo —con todas las reservas— al ámbito doméstico, piensa por un momento: ¿en manos de quién pondrías la organización de esa fiesta de cumpleaños tan especial? Seguramente elegirías a una persona que conozca tus gustos y aficiones y que, sobre todo, sepa lo que no te gustaría encontrar o vivir en ese día tan señalado.

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