Los incentivos laborales son una apuesta estratégica en la gestión de recursos humanos. Una buena política de incentivos nos ayuda a:
- Motivar a los empleados
- Retener el talento
- Promover la productividad
- Benefició bilateral (compañía-empleado)
Nos gustaría destacar que —de la misma manera que os comentábamos cuando hablábamos de los elementos clave del team building— los incentivos deben formar parte del ADN de la compañía para ser verdaderamente útiles. Por eso es importante dotarnos de un plan de incentivos que desarrollaremos por etapas y orientado a unos objetivos concretos.
En este post te hablamos de los viajes de incentivo, pero recuerda que los incentivos pueden ser también, tal y como apuntan en este post de EAE Businsess School, la flexibilidad horaria, la elección de días libres y vacaciones, el reconocimiento de logros, etc.
Los viajes de incentivo
Antes de avanzar vamos a concretar exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de un viaje de incentivo. Entendemos como viaje de incentivo aquél que se organiza desde una compañía destinado a parte o la totalidad de su personal con alguna de las siguientes finalidades:
- Premiar a tu equipo por un trabajo bien hecho. Ya sea por la consecución de unos objetivos como por la superación de una etapa difícil en la compañía.
- Promover la mejora de resultados. También puede ser una eficaz herramienta para la motivación y, por ende, la mejora de resultados a medio plazo. Podemos, por ejemplo, presentar los objetivos de nuestro equipo en el contexto de un viaje de incentivo.
- Presentar cambios estratégicos. A veces, presentar cambios fuera del contexto habitual de trabajo nos permite un ambiente más distendido que nos ayudará a una recepción más positiva de los mismos y, así, evitaremos prejuicios que podrían poner en riesgo la presentación.
- Aumentar la cohesión y la pertinencia de nuestros equipos. El escenario de un viaje de incentivo propiciará en nuestro equipo la posibilidad de conocerse fuera del entorno laboral, descubrir gustos o aficiones comunes que generen vínculos fuera de éste y también resultará útil a la hora de limar posibles asperezas.
Hasta ahora nos hemos centrado en equipos de trabajo de personal “propio”, pero no debemos olvidar que, a veces, los públicos “internos” de nuestra compañía pueden no ser exactamente los que forman parte de la nómina. Cada vez más, las empresas contamos con personal externo (captadores, representantes, outsourcing, etc.). Los viajes de incentivo también resultan una herramienta muy efectiva en nuestra relación con estos colectivos. De la misma manera que lo puede ser con nuestros principales clientes o, incluso, con nuestros potenciales clientes.
Pese a que en este post nos centramos en el personal propio, la mayoría de lo que te explicamos puede ser adaptado y funcionar con todos los colectivos que mencionamos.
Muy pronto te hablamos de los aspectos clave de un viaje de incentivo.
Si deseas que te ampliemos alguna información, quieres proponernos algún tema para futuros posts, o bien, quieres contarnos tu experiencia, te invitamos a dejarnos un comentario.